[I] Los Riscos estuvieron en activo entre los años 1959 y 1986. Cuando en Cantarrana hablamos de los inicios de los inicios, nos referimos a ellos como el origen de la cultura pop en Extremadura. Desde Monesterio aportaron un soplo de frescor y de hedonismo a días que difícilmente tornaban del gris a los colores chillones y los pantalones de campana. Riscos fue, eminentemente, un proyecto familiar. Conservamos sus primeras grabaciones en singles de 45 RPM que transitan desde los esplendores del pop bailón de la época hasta un embrionario rock progresivo, según se iban dejando crecer el pelo.
La semilla que plantó Los Riscos brotó años más tarde en torno a un colegio mayor universitario. Los hermanos Frutos, hijos y nietos de Riscos, ponen en marcha el que ha sido, probablemente, el proyecto musical más europeo del rock hecho en Extremadura.
Skupeguadalupe nació en 1995. Por esos avatares de la vida un joven teutón se une a ellos y da comienzo, de esta forma, una aventura musical esplendorosa y única en nuestro territorio. Con tres discos en su maleta se recorrieron media Europa sorprendiendo con su rock de sustrato rural y sus textos sucios. Ni que decir tiene que fueron unos adelantados a su tiempo. A pesar del olvido al que le sometió la crítica musical, Skupeguadalupe forma parte de nuestro árbol de la ciencia. Una referencia indispensable en nuestra geografía sonora. Digan lo que digan por ahí fuera.
En la actualidad la saga Frutos – Riscos sigue viva. Manuel Martínez Frutos, la mitad de Skupe, propone un personal paseo íntimo que conocemos como Ícaro Caído, y que mantiene activa la llama musical que se inició hace más de medio siglo en el Sur, en Monesterio, con una orquestina para amenizar los primeros besos furtivos.
[II] Cuentan las crónicas que gracias al empeño de un librero de Badajoz se pudo grabar en 1981 un disco que ya forma parte de la historia extremeña. Es el primer LP de rock del que tenemos constancia en Extremadura. Evidentemente nos estamos refiriendo al disco de Acción Rock Band. La voz de Enrique Fernández se nos hizo familiar, nunca mejor dicho. Temas como Colores o Cerro de Reyes ya hace mucho tiempo que pertenecen a nuestra memoria musical.
La exquisita sensibilidad de Enrique Fernández la podemos encontrar en su proyecto personal y también íntimo que quizás mejor le define, Henry Malatesta. Con tan sólo una guitarra y su voz, Henry-Enrique consigue adentrarnos en la poesía urbana y serena del que observa la vida y escudriña la condición humana desde el locus amoenus de su patio que es, por supuesto, particular.
Ulises y Cira son hijos de Enrique. La voz de Ulises la podemos escuchar en ese pequeño ramillete de canciones que Henry Malatesta firma en Cantarrana.
Cira y yo, el proyecto de los hermanos Fernández, bebe a grandes sorbos de la sensibilidad paterna. Manos rotas es tan sólo un hermoso ejemplo.
Los hermanos crecen. Atrás quedan los “Juan perdidos”. Emprenden caminos paralelos con la misma sensibilidad. Cira es Cira y su música arrasa y borra las fronteras y las rayas. Funeral en la selva de mi casa estremece desde la primera escucha.
Ulises es Ulises y los libros. James Joyce se entrecruza en su camino con referencias mitológicas y de ciencia ficción.
Y por si no tuviéramos suficiente, Cira Fernández renace en Olivenza. Un maravilloso dúo con un grande de Viseu, Raúl Marques. Ecos rayanos, sones balcánicos. Un resultado arrebatador.
[III] Marcos y César son hermanos. Markos y Cesarín forman parte del paisaje musical emeritense. Bajos Instintos firma en 1992 un disco tremendo. Noches eternas es un rosario de grandísimos temas que son auténticos himnos. Los hermanos Bayón aparecen, como el que no quiere la cosa, en los créditos. Son los días de Jammin. Inolvidables.
Un año más tarde Sister Jane aparece en los escenarios de Mérida y nos vuelve a traer la voz de Markos Bayón.
En 1998 llega la bomba. De Perroflauta todo el mundo ya ha hablado. Hay un antes y un después de ellos en nuestra música. Markos y Cesarín tienen buena culpa de la grandeza de los Perroflauta.
Como también la tienen de que en 2002 se grabara en Jammin un disco que ya está en los altares de Cantarrana.
El apellido Bote está íntimamente ligado a la música en la Tierra de Barros. El gran Diego Antúnez se empeñó en que no nos olvidáramos de ello. Ese año del señor se graba en Mérida Toda una vida. Lo firma Félix Bote. Este disco es un homenaje a su trayectoria musical, a su vida entregada a los vientos insondables de los boleros, pero también es un monumento levantado por un montón de grandes músicos entre los que están, por supuesto, los hermanos Bayón.
A César y Markos se les puede encontrar en más títulos de crédito. Tan sólo hace falta asomarse a las páginas de Cantarrana y recorrer nombres como Dionisio Mayo o los Secuaces.
Después de su aventura con la cantante Bebe, Markos Bayón se embarca en el que es su proyecto actual, El Autognomo. Maquinitas puestas al servicio de paisajes sonoros íntimos, envidiables. Canciones que nos hablan de veredas y no de autopistas, de montañas y no de semáforos. Una joya.
Mientras tanto conviene echar un vistazo a El Combolinga. No es un proyecto extremeño. Pero desde que llegó a Markos a sus filas nada fue igual.
César se nos ha hecho el señor de las imágenes y firma algunos clips de su hermano. La saga fraternal continúa.
[IV] Susana Santos es la gran dama extremeña del blues. De ella conocemos la fiebre de Bangladesh en Badajoz y más recientemente su proyecto Susan Santos & The Papa’s Red Band. De Pedro Santos conocemos dos vertientes. Su lado instrumental y solitario que explora los misterios de las Bermudas a lomos de guitarras eléctricas cabalgantes. Su lado metálico se llama Iridium. Un proyecto que pone en marcha en 2010 y que ha dejado sus huellas en Volver a nacer, un disco enérgico y poderoso en el que encontramos nombres fundamentales del rock pacense. En este 2012 nos llegan noticias de un proyecto que responde al nombre de Anthony´s Camera. Dispuestos a averiguar quién está detrás del enigma nos encontramos con la sorpresa Santos. Juan Carlos Santos firma un sorprendente trabajo en el que compone y toca todos los instrumentos. Ayudado por la voz la voz de José Antonio Gutiérrez y algunas guitarras de Pedro Santos, estamos, sin duda, ante de una de las mejores sorpresas de 2012. Ocho temas arrebatadores. Por momentos pareciera que Badajoz es el clan Santos.
[IV] Susana Santos es la gran dama extremeña del blues. De ella conocemos la fiebre de Bangladesh en Badajoz y más recientemente su proyecto Susan Santos & The Papa’s Red Band. De Pedro Santos conocemos dos vertientes. Su lado instrumental y solitario que explora los misterios de las Bermudas a lomos de guitarras eléctricas cabalgantes. Su lado metálico se llama Iridium. Un proyecto que pone en marcha en 2010 y que ha dejado sus huellas en Volver a nacer, un disco enérgico y poderoso en el que encontramos nombres fundamentales del rock pacense. En este 2012 nos llegan noticias de un proyecto que responde al nombre de Anthony´s Camera. Dispuestos a averiguar quién está detrás del enigma nos encontramos con la sorpresa Santos. Juan Carlos Santos firma un sorprendente trabajo en el que compone y toca todos los instrumentos. Ayudado por la voz la voz de José Antonio Gutiérrez y algunas guitarras de Pedro Santos, estamos, sin duda, ante de una de las mejores sorpresas de 2012. Ocho temas arrebatadores. Por momentos pareciera que Badajoz es el clan Santos.
[V] Manuel y Olga también son hermanos. Los situamos en Plasencia. Aunque su crecimiento musical ha sido en Cáceres.
Manuel es Manuel Cobos. Trasciende desde hace años la etiqueta de cantautor. Aunque él no lo quiera reconocer su sustrato es el rock. Por eso está en Cantarrana, un lugar donde no se contempla el universo de eso que llaman “canción de autor”. Ejemplos como el grandísimo Pablo Guerrero, el inclasificable Janita Salomé o nuestro Manuel Cobos son la excepción.
La sensibilidad poética de Manuel Cobos está bien guardada en sus discos. No tan sol@s o Patria es humanidad son sólo dos ejemplos. Según cuentan las crónicas, Manuel Cobos emprendió un viaje interior a Uruguay en busca del arca perdida y de la inspiración. Y allí se encontró de bruces con Mario Benedetti. Lo que vino después lo podemos escuchar en ese Patria es humanidad al que antes hacíamos alusión.
Olga es Olga Martín Cobos. A finales de los 80, cuando La Madrila era el centro del mundo, aparece en sus sótanos Balas de Talco. Pop delicado. Poesía urbana. El verso suelto de los grupos cacereños de la época. Eran, sobre todo, distintos.
Olga es, junto con Inmaculada Herranz, la voz de Montenegro. Un proyecto exquisito donde las músicas de los puertos se confunden con el desamor y los amores oscuros. Sirtakis, fados, ecos de Oriente y habaneras junto a textos de poetas cacereños como Javier Alcaíns o Juan Manuel Barrado pasados por bases de máquinas informáticas.
[VI] Aquí tiene el lector cinco secuencias donde la música se mezcla con las cosas de la familia y de la mesa camilla. ¿Hay más? Por supuesto. Ya vendrán. Con la excepción de Bangladesh y Susan Santos, el resto de las músicas a las que se hace referencia en este texto se pueden escuchar completas en Cantarrana. ¿Por qué no se puede escuchar Bangladesh? Tiempo al tiempo.