Bucéfalo, así que pasen 30 años



[1] Mérida. Sala Trajano. 22 de diciembre de 1985.

En el coqueto escenario de la sala emeritense los aficionados al rock asisten al concierto de Bucéfalo.

Poco tiempo antes, a principios de 1983, Carlos Masegosa, Paco Mata, Juan Flores, Vicente González y Joaquín Mora habían decidido cabalgar a lomos de un caballo mítico, el que acompañó a Alejandro de Macedonia en las campañas triunfantes de Asia.



No partían de cero. A finales de los años 70 del pasado siglo algunos de sus miembros habían formado parte de dos nombres que pertenecen ya a la gran historia musical emeritense. Albarregas y Hecatombe. En el archivo gráfico de Cantarrana conservamos, afortunadamente, algunas fotografías de aquellas experiencias fundacionales. Conservamos algunas músicas. Era Albarregas. Y, sobre todo, conservamos algunos recuerdos del antiguo campo de fútbol de Las Minas, en Cáceres, donde allá por 1978, año va, año viene, pudimos ver por primera vez a un tipo delgaducho comiéndose el escenario mientras blandía una baqueta amenazadora en la mano derecha, como si de un Poseidón lusitano provocando con su tridente manantiales caóticos se tratara. Era Carlos Masegosa. Aún no se había convertido en el nuestro Carlinos, pero nos dejó atónitos. Era Hecatombe.

En 1984 habían tenido que salir de Extremadura para grabar algunas canciones. Eran tiempos duros como su rock. Estaban naciendo proyectos de territorialidad, embriones de nuestra propia identidad. No sabíamos aún qué era eso de un estudio de grabación. Tan sólo teníamos noticias difusas de un viaje de Acción Rock Band para registrar su vinilo en 1981. En Sevilla se registran sus Primeras Grabaciones, una maqueta con cuatro temas que afortunadamente hemos rescatado del olvido y hoy forman parte de nuestro patrimonio musical.

En torno a 1989 llega la dispersión. Temporal, eso sí. La marca Bucéfalo está patente en proyectos como Caña de Lomo o Jazz Four Sale. La noche emeritense vive un florecimiento maravilloso. Ama, Bajos Instintos, Sonrisas Verticales, K.N.O., Padre Miseria, Sister Jane, Perroflauta y muchos más dieron a la ciudad romana un lustre musical que fue la envidia, sana e insana, de otras calles y otros sones cercanos. Al fondo, cómo no, Jammin.



[2] Mérida. 25 de septiembre de 1999.

En algún lugar, en algún bar, y coincidiendo con el cumpleaños de Carlos Masegosa vuelven a unir fuerzas, y Bucéfalo comienza una segunda y definitiva etapa que ya se antoja eterna.

Bucéfalo da la bienvenida al nuevo milenio con La Caña de España (2000), un disco en el que se encuentran algunos himnos que, aún hoy, no pueden dejar de sonar en sus conciertos. Modelnos y esa pequeña joya, creada en unión de fuerzas con el gran Markos Bayón, y que llaman Más leve que el aire.

Javier Cid ha sustituido a Vicente González en el bajo y lo hace para quedarse. Juan Luis Parra dará buena cuenta, desde entonces, de los teclados. El disco se graba en Jammin durante ese verano y ve pasar por el sótano de la Calle Cervantes a lo más granado del rock extremeño: José Regodón, Diego Barriga, José Luis Tristancho o el nombrado Bayón.

Cuentan las crónicas que más de 7000 personas reclaman bises al grupo durante el cierre del Womad cacereño de ese año mágico.

Tres años después vuelven a los estudios para registrar Fvera de aquí (2003). Durante los dos años que le siguen defienden sus nuevos temas compartiendo escenario con grandes nombres de nuestro rock (Sínkope), así como de allende nuestras rayas y marcas (Rosendo, Reincidentes, Boikot…).

El tema que da título al disco se convierte en uno más de sus himnos perennes. La Disco Teatre se convierte en su segunda casa. Javier Montero toma el mando en la batería en sustitución de Joaquín Mora. Y así hasta hoy. Javier es la memoria musical y documental del grupo. El agitador en la sombra, y le damos las gracias por ello.

Nusotros palramos asina (2005) supone un antes y un después en su carrera. Bucéfalo da una vuelta de tuerca y se inventa el rock castúo. Cualquiera que asista a alguno de sus conciertos desde entonces, ha de saber que acabará coreando el hay que dinguelar. Sobre textos de Luis Chamizo se construye un disco de rock cuya primera escucha sorprende y que pronto se convierte en algo familiar.

La presentación del disco en la Disco Teatre fue una auténtica fiesta de la música emeritense y extremeña. Por su escenario pasaron todos lo que habían participado en este trabajo generacional. Manu Herrera, Susan Santos, Markos Bayón, Blas Barroso, Mariano Fernández, el gran Armando Mazuecos, Raúl Jiménez o el Coro Ad Libitum fueron algunos de los que hicieron que las más de 1000 personas que asistieron esa noche se contagiaran del espíritu dinguelante.



[3] Mérida. Acueducto Romano. 3 de mayo de 2008.

Juan Flores Chino ha abandonado el grupo y Blas Barroso ya forma parte de él desde 2006. Para entonces Carlos Masegosa ya se ha convertido en el nuestro Carlinos.

Y llega el Día D. Junto al Albarregas, en un lugar maravilloso donde el agua y la piedra romana se dan la mano para construir un espacio escénico inigualable.

Bucéfalo celebra 25 años en los escenarios. Cuentan las crónicas que 4000 gargantas se desgañitaron y brincaron al ritmo del dinguelar, del Fuera de aquí, del Modelnos y de todos los himnos bucefalianos. Damos fe de ello. Nuestra humilde cámara de fotos registró ese momento inolvidable.

Pocas semanas antes había visto la luz 25 Takos (2008), un trabajo doble en el que dan cuenta de todo su rico pasado musical y presentan nuevos temas.

Como un imán abre las pistas del disco. Pura épica. Pura historia del grupo. Pura emoción. Aventuras y desengaños hacen de este tema una estación clave en el viaje vital de Bucéfalo. Les agradecemos que desde entonces todos sus conciertos comiencen con este himno que ya lo es generacional y que el violín del gran Blas se identificará para siempre con este imán sin polaridades.

Llegan los reconocimientos. La municipalidad le concede el Escudo de Oro de la ciudad. Tan sólo dos días después de arrasar en el Acueducto Romano, Bucéfalo se convierten, de manera oficial, en embajadores de Mérida. Extraoficialmente lo han sido siempre. Están tan unidos a la historia reciente de la ciudad que no se entienden la una sin los otros.

Desde entonces Los Milagros aparecen en los planos y en los planes de muchos como el Acueducto Rockmano.



[4] Mérida. La Tahona. 2 de julio de 2010.

Dos años después llega Jipiando (2010). Gabriel y Galán y Luis Chamizo vuelven a poblar los textos de este trabajo en el que aparecen temas claves como Tus celos o El embargo, temas que fácilmente penetran en los recuerdos y en los coros y cantos de los seguidores del grupo, una tropa fiel, fidelísima como pocas, y que traspasa las edades y se adentra en familias, en padres e hijos que asisten juntos al concierto de La Tahona, ese 2 de julio de ese año 10. Fue en horario de mediodía, en tiempo de cañas. Arrasaron. Y damos buena fe también de ello.

Nos producen urticaria las versiones. Siempre hay excepciones, claro. La emoción que provoca la revisión que Bucéfalo hace de otro de los grandes caballos, Rocinante, pasará a los rincones de nuestra memoria. Más que una versión, es un sentido homenaje, un guiño sensacional a una época, a un tema que el grupo español Asfalto puso en las carreteras allá por 1978.

Ese año 10, y con motivo de las celebraciones patrias, Bucéfalo graba un documento sonoro singular. Un pequeño Acústico (2010) se registra en los estudios de Canal Extremadura Radio. Es el 8 de septiembre. Es el Día de Extremadura. El Embargo, El Gurriato y esa joya atemporal que se llama Más leve que el aire conforman esta rareza que, por supuesto, hemos conservado.



[5] Mérida. Acueducto Rockmano. 31 de mayo de 2013.

Sí, Rockmano. Hemos olvidado su antiguo nombre a propósito. Así que pasen 30 años. Cuando se escriben estas líneas aún resuenan en nuestras cabezas el coro final del dinguelar que despidió un concierto memorable. Emotivo.

Para celebrar este impresionante cumpleaños en las lides rockeras, Bucéfalo ofrece esa noche los recuerdos de sus 10958 días cabalgando sin perder el aliento. Ese mismo día se pone a la venta X̅CMLVIII (2013), su último, ultimísimo trabajo. Han pasado 30 años y no han perdido ni un ápice de su energía. Con este disco renuevan los votos por la pasión eléctrica. Con ese concierto de mayo en el Acueducto Rockmano honran a una forma de vida.

Esa noche la formación actual (Carlinos Masegosa, Javier Montero, Javier Cid, Juan Luis Parra, Paco Mata) tuvo como invitados de lujo a Alberso David, a Juan Flores Chino, a Blas Barroso y a un increíble tamborilero llegado de las tierras hurdanas que puso en pie a medio Mérida, Emiliano Nano Jiménez se llama, y es impresionante.

Y delante, siempre delante, metáfora de esa pasión, Carlos Masegosa, un tipo delgaducho comiéndose el escenario mientras blandía una baqueta amenazadora en la mano derecha, como si de un Poseidón lusitano provocando con su tridente manantiales caóticos se tratara. Ya no es Carlos Masegosa. Hace muchos años que es el nuestro Carlinos.


Este texto vio por primera vez la luz en La Carne Magazine, en su número 18, correspondiente a julio-agosto de 2013.