La casa de colores (Lich)

Fue mi amigo Enrique Villalón quien me “descubrió” para la música a mis escasos 13 años. Era amigo de mi hermana mayor y mi cuñado, y casualmente coincidimos un día en su chalet, rodeado de sus instrumentos, donde yo me divertí enredando con su teclado. Estaba conectado a un buen amplificador y en modo batería, por lo que cada tecla equivalía a una pieza del instrumento en cuestión. Desgraciadamente, aunque me apasionaba, nunca había experimentado la sensación de sentarme a tocar en una batería de verdad. Aún así yo llevaba muchos años imaginándomelo, fabricándome mis pequeñas baterías caseras, y no me costó mucho interpretar un par de buenos ritmos. Mi amigo Villalón enseguida se dio cuenta de que había nacido para tocar la batería y no paró hasta que apenas un año más tarde me convirtió en el batera de su nueva banda; Cuarto Menguante. Enrique siempre se preocupó porque aprendiera cada día más, y no solo como batería, sino como músico. Constantemente me llevaba con él a visitar a otros grupos de la ciudad para que aprendiera de ellos y de sus baterías. Cada vez que nuestro amigo Israel Marcelo se dejaba caer por el chalet Villalón le pedía que se sentara a tocar unos ritmos para que yo pudiera verle tocar “Fíjate que bien toca” Me decía. La de veces que fuimos a ver a nuestros amigos Los Desahuciados, para aprender de “Tata” (Pepe) y de su cantante Armando Mazuecos, que a la postre acabaría siendo el batería del grupo. Recuerdo un día que fuimos a ver a un cuarteto que me impresionó por su música. Se llamaban “Biscuit” y eran poseedores de un sonido que a mi me parecía increíble para un grupo aficionado de Badajoz. Aunque el batería, Juanma, no lo hacía nada mal, mis atenciones se cegaron en el cantante (y también guitarra rítmica) y en el guitarra solista. Éstos eran ni más ni menos que Chuli (Jesús García) y Luis Gragera.

Apenas un año después, cuando colaboré con mis amigos de PactoTQ2 tocando con ellos en el día del Centro del Instituto Bárbara de Braganza, pude deleitarme con una nueva formación llamada LICH. Mi amigo Israel a la batería se había unido al cantante y el guitarra solista de aquel grupo que tanto me gustó. Ahora eran un trío, y Chuli tocaba el bajo. Expresar lo que sentí en aquellos momentos, a mis escasos 16 años es bastante complicado. ¡No sabía que era posible interpretar esa estupenda música siendo de Badajoz!

Lo que son las cosas, un par de años después serían mis compañeros de local, pues compartían éste con los Violent Popes, a los que me incorporé a principios del 96. Allí tuve ocasión de conocerlos más profundamente, y mentiría si no reconozco que los Violent aprendimos mucho de ellos (eran unos años más mayores y tenían bastante más tablas y experiencia sobre los escenarios). Cuando acudía a sus ensayos, y observaba lo bien que se compenetraban, en seguida supe que quería formar un trío (Siempre me ha parecido la formación perfecta) y de esa idea nacieron poco después los Left Brothers.

No fue hasta el verano de 1998 cuando Chuli me pidió que les echase una mano para un par de conciertos. Los compromisos de Isra le obligaron a abandonar la banda y necesitaban de alguien de manera inmediata. Mentiría si no dijera que Chuli y Luis se mostraron algo sorprendidos de mi facilidad por interpretar sus canciones, pues no eran conocedores hasta el momento de la devoción que sentía por su música. Acudía siempre que podía a todos sus conciertos, me hacía con todas sus maquetas, y en el fondo siempre soñé con poder formar parte de aquel sonido tan bonito, por lo que tocar con ellos fue cosa de coser y cantar.

Al poco tiempo surgió la necesidad de incorporar un bajista y Óscar Vadillo, mi compañero y amigo en Violent Popes y Left Brothers fue elegido por aclamación popular, y eso que nunca había tocado el bajo anteriormente. Llegamos a formar una gran base rítmica, muy compenetrada, y además Óscar aportaba mucho vocalmente al grupo, pues desde entonces muchas partes de las canciones se cantaron a dos voces.

Musicalmente podría destacar algunas actuaciones antológicas, como las ediciones de ContemPOPranea del 99 y del 2000, la edición del Zorrock del 98 o aquel maravilloso concierto en la Sala Maravillas de Madrid donde dejamos boquiabiertos a más de uno que se pensaba que en Extremadura no sabíamos tocar. Fueron casi tres años donde la música sólo tuvo un papel secundario, a pesar de que éramos una formación inmejorable en directo. “Ilustres veteranos” como nos definió Julio Ruiz en su Programa Disco Grande (y tiene narices que Óscar y yo teníamos 20 años y Chuli y Luis apenas 24 ó 25). Compartir anécdotas y aventuras con Chuli, Luis y Óscar fue un regalo que quiso hacerme la providencia, y disfrutar de su amistad fue un premio inmerecido del que he tenido la fortuna de gozar hasta el día de hoy.

Dejamos registradas para la historia un par de maquetas. De la primera de ellas, grabada en Cádiz, en el Estudio de Los Hermanos Dalton (cuyo viaje de ida sólo bastaría para contar miles de anécdotas) me he querido quedar con “La Casa de Colores” por lo que siempre ha significado esta canción para el grupo.

Varios hemos sido los músicos que de una u otra manera hemos formado parte de la historia de LICH durante su larga y exitosa etapa (un servidor, Óscar Vadillo, Israel Sánchez Marcelo, Rubén, Andrés, Jesús…) Pero existen dos personas que desde el principio hasta el final han sido el fiel reflejo y el alma de uno de los mejores grupos que ha parido esta tierra: Chuli y Luis Gragera. Ellos son hoy los únicos protagonistas y a quienes se rinde homenaje en este blog. ¡Por Chuli Y por Luis! Por quienes levanto hoy mi mejor copa de LOCH LOMOND para brindar por su calidad como músicos y sobre todo por su condición humana. No será la última vez que hablemos de ellos, pues ambos disponen de proyectos que algún día serán protagonistas en nuestros viernes musicales. Chuli con su “Chuli News Solaris” que se coló entre los 10 mejores trabajos del año para la revista especializada “MondoSonoro” y Luis con su “Lúa Gramer” donde entre otros proyectos ha participado en el disco homenaje al grupo extremeño AMA “Han crecido Rosas

Disfruten y recuerden un clásico del pop extremeño.
La Casa de Colores. Del Grupo LICH. Un tema tan delicioso que no podrán dejar de susurrar fácilmente en sus cabezas.

Enrique Falcó. 01/07/11. Las joyas de la Castafiore. Don de Loch Lomond.