Los Desahuciados (Para siempre)

Corría el año 92, y un servidor acababa de cumplir 14 primaveras. A través de mis hermanas mayores conocí a un chico algo mayor que yo que estaba loco por la música. Se llamaba Enrique Villalón y se convertiría en uno de mis mejores amigos para siempre. Aquel fantástico verano olímpico quedamos varias veces en su chalet para tocar con su equipo. Él se dedicaba a puntear con su colección de guitarras mientras Israel Sánchez Marcelo, (hoy en día conocido músico profesional) le acompañaba con el bajo, y mi cuñado Antonio Pantoja berreaba, todos enchufado al mismo amplificador. Yo, por aquello de hacer algo, les acompañaba tocando la batería con el teclado. Mi amigo Enrique Villalón inmediatamente percibió que tenía el ritmo en la sangre y que había nacido para ser batería. No paró hasta colarme en su grupo, Cuarto Menguante, y tal fue su interés que convenció a los miembros de su banda para que compraran la batería y yo fuera pagándola poco a poco a plazos. Comprenderán que a los 14 años, y con el estricto estipendio semanal asignado por mis padres, pocas oportunidades tenía mi menda de hacerme con tan voluminoso instrumento.

Fue maravilloso entrar a formar parte de un grupo de verdad, pero sobre todo empezar a codearse con el mundillo musical de la región y empezar a conocer a grupos y músicos de la ciudad. Todos eran muy jóvenes, aunque imaginarán que a los ojos de un adolescente de 14 años eran considerados como adultos. Fue genial conocer a tantísimos grupos y músicos, con los que años más tarde iría compartiendo escenarios e incluso proyectos, pero de entre todos, uno deellos, Armando Mazuecos, destacaba por su maestría, humildad, experiencia, educación, simpatía y gran personalidad. Además, su grupo, Los Desahuciados, eran lo más parecido que habían presenciado mis ojos y oídos a un grupo de verdad. Cuando se acercaban a vernos a nuestro local yo me ponía contentísimo, pues además de disfrutar de su grata compañía sabía que tendrían la amabilidad de tocar un par de temas para nuestro regocijo. Armando enseguida me dio un montón de consejos que aún no he olvidado. Aunque él era el cantante, guitarrista y compositor, dominaba la batería con un arte y un estilo de los que pocas veces he visto en mi vida.

El resto del grupo era un conjunto de músicos excepcionales. Recuerdo al gran batería Pepe, al que llamábamos Tata, del que también aprendí mucho, y a un bajista extraordinario, Luis Gonzalo. Óscar Rodrigo era teclista y también uno de los cantantes, quien escribía canciones estupendas también, y a la guitarra solista estaba Andrés Belvís, un guitarrista de altura. A principios de los 90 grabaron una maqueta que aún a día de hoy es una delicia, y de entre las cuatro canciones destacaba “Para Siempre” un tema de Armando dedicado a su guitarra realmente fabuloso, donde se aprecia todo el dominio instrumental de la banda.

Años después, tras la marcha de su batería, Armando se hizo cargo de las baquetas y los coros junto a Andrés y Óscar, para dejar la voz principal a Ulises Fernández (De
Ulises, el forro y los libros). Ni que decir tiene que el cambio fue un acierto y el grupo ganó muchos enteros en el apartado vocal. Ulises ya poseía esa fantástica voz que aún conserva y con la que tiene que interpretar aún miles de bellísimas canciones que él mismo escribe.

No obstante el tema elegido para este Viernes Musical en Don de LOCH LOMOND es el “Para Siempre” original de principios de los 90 que aún hoy, casi 20 años después, sigue teniendo un encanto y una frescura que yo personalmente no la cambiaría por nada. Si Los Desahuciados no llegaron a convertirse en un grupo puntero nacional, fue por lo mismo que no lo consiguieron Ama, o Animal Crackers, por falta de medios e infraestructuras que sí había en otras regiones autonómicas.

Disfruten y déjense llevar por la nostalgia escuchando como mi amigo Armando canta Para Siempre como si fuera ayer.

Enrique Falcó. 26/11/10. Las joyas de la Castafiore.
Don de Loch Lomond.